domingo, 6 de abril de 2008

El pésimo estado de los autobuses urbanos

Ayer sábado 5 de abril regresé a Burgos en tren. Arribé a la capital histórica de Castilla pasadas las 17:30 horas mientras el ferrocarril continuaba su recorrido hacia Miranda. Una vez en Burgos me dirigí a la parada de autobuses urbanos del Paseo del Empecinado. Mi objetivo era subirme a un autobús que me llevara a mi destino, al final de la Avda del Cid. Yo sabía que por ahí pasan un par de líneas, mínimo, que podían satisfacerme. Sin embargo, al llegar a la parada mencionada leí en el panel informativo que el autobús que se dirigía al G3, el que debía tomar, todavía tardaría 9 minutos en llegar a la parada. Con esta información preferí empezar a caminar hacia mi destino esperando que, en una parada próxima, el autobús me alcanzara y así poder montar en él. Al fin y al cabo, el autobús debía ir más rápido que yo, que iba andando y con una bolsa de viaje.

En mi camino llegué a la parada de La Merced. Ahí comprobé que el autobús todavía no asomaba por lo que decidí cruzar el Espolón y así llegar hasta los soportales de Antón, donde habría más posibilidades de subirme en otras líneas urbanas. Sin embargo, cuando alcancé los soportales comprobé que el más cercano era el autobús de la misma línea que en el Paseo del Empecinado y que, además, seguía estando a 9 minutos. Es decir, en lo yo que había andado desde la estación de tren hasta los soportales de Antón, el autobús no fue capaz de recortarme nada, y eso que yo iba andando. Como no me gusta esperar decidí pasar la calle Santander y mirar en la parada del comienzo de la Avda del Cid a ver si el autobús ya estaba más cerca. Sin embargo, todo seguía igual. El autobús, según la información dada, se encontraba a 9 minutos de llegar.

En ese momento las dudas recorrían mi mente, algo no iba bien. ¿Cómo no iba a ser capaz un autobús de recortar tiempo a una persona en un tramo tan largo?, ¿la información que dan los paneles es realmente válida?. Con esas dudas decidí ir subiendo la Avenida del Cid y comprobar en qué punto me adelantaría el autobús. Además, podría ir comprobando si conseguía recotarme tiempo.

Con esa intención empecé a caminar por la citada avenida. Cada poco tiempo, volvía mi mirada atrás para comprobar si el autobús aparecía. Mientras tanto, los portales se sucedían. Llegaba a La Salle y el autobús seguía en paradero desconocido. Durante este trayecto me surgió un problema: no podría comprobar si el autobús me recortaba tiempo porque en ninguna parada había paneles. Pero yo seguía mi camino. La CHD, las tiendas de chinos, panaderías, bares, todo iba quedando atrás. Hasta el autobús. Llegué al ambulatorio, obviamente mis esperanzas de subirme al autobús habían desaparecido hace muchos minutos, y del autobús ni rastro. Pasé el Hospital y me rendí: el autobús era un fantasma, no apareció por ningún lado.

Conclusión: en mi paseo desde la estación de tren hasta el final de la Avda del Cid el autobús no fue capaz de alcanzarme, de hecho, ni se le veía aparecer. Y eso que la diferencia era de 9 minutos. ¿Cómo podemos tener un servicio de transportes tan mal gestionado?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este mismo mes han "arreglado" los paneles informativos que han estado muchos muchos muchos meses sin funcionar.
Pero lo de los autobuses es lamentable como todo... hay lineas sobresaturadas como la de barrio del Pilar (para cuando una linea directa y exclusiva gamonal-universidad...)
y lineas que no tienen sentido...
Cuando no hay muchos recursos hay que maximizarlos y hacerlos lo más eficaces posibles, no malgastarlos (como lo del renting de la flota actual...)

Ramón_Lozano dijo...

a mi lo del renting no me parece malgastar, de hecho se ahorra con ese sistema y se mantiene una flota moderna.