domingo, 2 de mayo de 2010

Estómagos agradecidos

Palmeros.

De nuevo, y ya van muchas veces, miles de burgaleses han llenado las calles de la ciudad pidiendo, demandando, una sanidad pública y de calidad en nuestra provincia. De nuevo, el nuevo hospital de gestión privada que Herrera nos ha impuesto como penitencia está en el centro del debate. Ningún otro hospital, por suerte para los vecinos de comunidad, se va a gestionar como el de Burgos. Ningún otro. Y me alegro por ellos pero nosotros no podemos ser los conejillos de indias. Nunca lo hemos pedido.

Obscurantismo, dudas, recelos y despidos de trabajadores burgaleses planean para la apertura a finales de este año (con más de 15 meses de retraso) de esta infraestructura. Los políticos desde Valladolid siguen sin darnos explicaciones convincentes. Ellos siguen pensando en ese sillón que tan buenos miles de euros les llega cada año. Y como ellos, tenemos nuestros representantes en la ciudad. Pero aquí los tenemos por partida doble: sus correligionarios de partido y los estómagos agradecidos, los palmeros que escriben en los periódicos de la ciudad.

Ineptos políticos burgaleses y periodistas que se benefician de la gestión de los primeros. Periodistas que cobran del ladrillo. Periodistas que consiguen su sueldo, indirectamente, de las administraciones. Periodistas y constructoras van unidos en nuestra ciudad. De ahí que tengamos que aguantar editoriales de El Correo de Burgos y opiniones en el Diario de Burgos del ínclito Juan Manuel Pérez. Y los dos dicen lo mismo: la Junta lo hace bien con el hospital, de eso no tienen dudas. Los ciudadanos son los que están mal informados. Dudo que estos que vomitan sus ideas en un periódico sepan más de la gestión del nuevo hospital que, por ejemplo, Rufino González.

Los palmeros están mejor en un tablao flamenco.