Burgos 2016 cae en el olvido

La que fuera la propuesta electoral estrella del equipo de Aparicio (idea original del ex-presidiario Méndez Pozo) de convertir a Burgos en la Capital Europea de la Cultura en el año 2016 ha caído en el total de los olvidos. Y no podemos decir que nos sorprenda.

La idea surgió antes de las elecciones municipales y autónomicas de la cabeza del actual presidente de la Cámara de Comercio de la provincia. El alcalde recogió el guante, si bien, no con un entusiasmo que contagie al resto de ciudadanos. Se nos vendió la idea que Burgos 2016 sería la oportunidad de transformar la ciudad de una manera inhabitual, lejos de ladrillos y hormigón. Sería el escaparate cultural de la ciudad a Europa que permitiría el despegue del pírrico turismo burgalés. Con ello, todos saldríamos ganando, especialmente los ciudadanos; sin embargo, en seguida salió la primera piedra en el camino: Aparicio había olvidado que el Ayuntamiento de Burgos apoyaba a Málaga en la misma lucha, ser Capital Europea de la Cultura en 2016. Así, mal nos iba a ir.

Empero, una ciudad que vive a espaldas de la Cultura no puede sufrir un cambio tan brusco. Por ello, nuestros grandes regidores pensaron que este cambio debería ser paulatino. Ir, muy poco a poco. Es decir, si queremos ser Capital Europea de la Cultura no podemos pretender que la oferta cultural del Ayuntamiento sea digna de ese título con los mimbres que tenemos. Y aquí es donde encontramos la pocas actuaciones que favorezcan a Burgos para conseguir tan noble propósito. Si ya tenemos logo, ¡para qué vamos a necesitar nada más!. Pero la excelente corporación pensó que también merece un hueco en internet: El .com no lo compraron.

En la imagen y la web nos hemos quedado. Ni rastro del octavo centenario del Cantar del Mío Cid, ni rastro de una programación cultural variada y de calidad, ni rastro de intención de obtener el objetivo. En definitiva: burgalés, nos han engañado, otra vez.