VIII Centenario concluído

Si hace pocos días hemos felicitado a los organizadores de la primera Noche Blanca en Burgos, en esta ocasión no podemos olvidarnos de lo que, para nuestra opinión, es motivo de escarnio y provoca una de la más grandes vergüenzas para todos los burgaleses: en mayo concluyó el VIII centenario de la edición del Cantar del Mío Cid sin pena ni gloria.

Las comparaciones son odiosas pero a la memoria me viene la celebración del Gobierno de Cantabria con su año jubilar lebaniego o la expo Guadalupe 2008 en Extremadura ambas con importante y continua presencia en medios nacionales. Además, era habitual ver el logotipo de la celebración en múltiples anuncios de televisión, en algunos casos de importantes empresas que nacieron en la provincia. Por el contrario, ni siquiera recuerdo un hecho tan simple como el tener un logotipo y exhibirlo, aún pudiendo unirlo y potenciarlo a la marca de Burgos 2016. Los hechos más destacados dentro de la conmemoración del VIII Centenario del Cantar del Mío Cid han sido la celebración de un Congreso Internacional y la visita de Sofía Loren (sic) a la exposición del Cid en nuestra Catedral. Algo, a todas luces, escaso.

Este nuevo despropósito, del que señalamos como culpables al Ayuntamiento y a la Junta por ser ellos a quienes les compete, se suma a otros que bien podrían haber ayudado a engrosar la fortaleza de la candidatura de Burgos para ser Capital Europea de la Cultura en el año 2016. Y, aunque seguro que muchos burgaleses tienen en su memoria alguno de esos despropósitos a nosotros nos gusta recordar éste: expolio de la Junta de Castilla y de León.

Desde Diario de Bulos no entendemos las razones por las que nuestros políticos siguen olvidándose de nosotros. No comprendemos que, ocasión tras ocasión, dejemos pasar oportunidades que traerían múltiples beneficios para todos: desde los hosterelos hasta los políticos pasando por cada uno de los burgaleses de a pie quienes podríamos mostrarnos orgullosos de nuestra ciudad y provincia al asombrar al exterior con la infinidad de encantos que éstas tienen. Tampoco entemos por qué desde los hosteleros, al conocer la insultante pasividad de nuestro Ayuntamiento y Junta, no toman el toro por los cuernos y se inclinan por apoyar o promover este tipo de conmemoraciones. A fin de cuentas, sus negocios se verían claramente beneficiados al conseguir atraer a más turistas a Burgos atraídos por este tipo celebraciones.

Tan sólo nos cabe esperar a que este tipo de cosas no sucedan más pero nada nos invita al optimismo.