Hace díez días el alcaldísimo de Valladolid afirmó que sólo se debía potencias uno de los aeropuertos de la Comunidad para que tenga carácter internacional y que, obviamente, debía ser el aeropuerto de Valladolid el elegido. Sus razones se basaban en que, geográficamente, está en el centro. Pero como este impresentable tiene las neuronas de huelga también quiso defender, a su manera, el resto de aeropuertos de la CCAA afirmando que éstos pueden ser aeropuertos regionales pequeñitos.
Ante tamañas estupideces muchos políticos de la región clamaron contra el alcaldísmo. León encabezó las quejas y Burgos lo hizo con unas manifestaciones del portavoz Lacalle.
Y hoy, diez días después de los hechos, la fracasada Soraya Rodríguez, candidata a alcaldesa por parte del PSOE Valladolid, defiende "la potenciación del aeropuerto de Valladolid"así como "la necesaria apuesta por el aeropuerto de Valladolid, que permita convertirlo en eje estratégico del transporte aéreo de pasajeros en la Comunidad Autónoma". Todo ello bien regado con la vergonzosa conexión Madrid-Valladolid en AVE mientras Burgos se queda aparcado. Rodríguez ha añadido que la defensa que lidera el alcalde es legítima,y con él y detrás de él están todos los vallisoletanos.
Es probable que los vallisoletanos no se acuerden de que el aeropuerto de Burgos es un proyecto de hace más de 20 años, como muchos otros, y que llega, por lo tanto, con más de dos décadas de retraso. Si ahondáramos en las causas de ese retraso nos encontraríamos con un factor determinante: la preferencia absoluta por desarrollar Valladolid y sus infraestructuras abandonando las del resto de provincias, en especial, Burgos. Si el aeropuerto de Burgos ya llevara dos décadas a pleno rendimiento a estos políticos no se les ocurriría despreciar al resto.
La identificación del enemigo está clara. Ahora sólo hay que derrotarlo.
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