Y llegó el progreso de Burgos a sus próceres ante la ingerencia mostrada. El supremo había ordenado lealtad a sus decisiones. Cada uno de los protagonistas conocía su papel; si, algún día, pretendía alcanzar cotas mayores debía aceptar y acatar las decisiones del supremo. Obedientes, así son los elegidos por la plebe.
Olvidan los próceres sus deberes, sus obligaciones. La plebe olvidará su poder.
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