Hacía tiempo que no se veía en los "medios de comunicación" de la provincia una campaña tan manifiestamente favorable hacia un tema. Y con un debate tan pobre sobre la instalación de unas cámaras de vigilancia en Las Llanas.
Debate pobre porque resulta que las cámaras privadas de un establecimiento no impidieron la muerte del camarero de La Espiga. Debate pobre porque debería haber varias decenas de cámaras: en la Llana de Adentro, en la Llana de Afuera, en el pasadizo entre las Llanas, donde se iba a construir el Consulado Joven, en la Plaza de los Castaños, en diferentes alturas de la calle Fernán González, en el arco de San Gil, en la Flora (en cuántos sitios de esta Plaza), en Cardenal Segura, en Avellanos, etc.. ¿Y en Bernardas también?, ¿en la calle San Juan?, ¿y en la Puebla?, ¿y las Bernardillas?.
A nadie se le escapa que es la educación que los burgaleses dan a sus hijos es la principal culpable de estos hechos. Y por tanto, solución sólo hay una: que los burgaleses aprendan a educar a sus hijas lejos de la violencia. Pero eso resulta imposible, porque implicaría que estos señores que leen el diario tomando su café también son parte del problema.
Por lo tanto, sólo le podemos poner parches. Y entre esos parches está un cuerpo de Policía Nacional muy bien pagado que debería estar presente en la zona de fiesta los fines de semana, sobre todo viernes y sábado (los jueves, por norma general, el ambiente festivo es más "relajado" y de "buen rollo"). ¿Alguien ha hecho un cálculo de cuánta gente está de fiesta en estas zonas en las madrugadas de fin de semana?. Todos sabemos que ahí es donde se concentra la mayoría de los burgaleses que están por la calle a esas horas. Pues es ahí donde deberían estar. Como ya estuvieron hace un año tras la segunda muerte. No hace falta un gran dispotivo: un coche aparcado en la Flora (como hace unos meses) y varios agentes de secreta por la zona. Sin más. El efecto disuasorio será mayor que con unas cámaras con ángulos muertos e inmóviles. Justo lo contrario que los policías.
Mientras tanto seguiremos presenciando una campaña partidista y sin mucha profundidad por la instalación de unas cámaras que poco harán por evitar los encontronazos.
Desde aquí, por contra, seguimos afirmando que no hay más violencia ahora que hace 10 años en la zona de copas.
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